Sobre el espíritu (Parte 1)
- Jose Luis Tejeda
- 3 ago 2022
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José Luis Tejeda Muñoz
Filósofo Clínico
En los artículos anteriores mencionamos que el principio más importante en los seres vivos es el de conservar la vida y que para lograr este propósito cuenta con dos categoría a través de las cuales entiende el mundo y califica sus actos, y que éstas son la fuerza y el sexo; y que en el ser humano, como ser vivo que es, estas categorías por efecto de la racionalidad a la categoría de la fuerza se incrementa el poder y a la del sexo se agrega el placer; y que el ser humano evaluará sus acciones como positivas o negativas en la medida que le permitan obtener y mantener el poder y el placer, por encima de cualquier imperativo moral o religioso; por ejemplo los seres humanos se profesan y defienden la monogamia en la teoría y son polígamos en la práctica.
Estas categorías, fuerza, sexo, poder y placer nos resultan evidentes, sin embargo ¿Sería válido explicar todo el comportamiento humano a través de estas categorías y reducirlo sólo a ellas?
Es decir, ¿Definir al ser humano como un ser vivo cuya finalidad es obtener poder, placer, fuerza y sexualidad usando su razón?
Sé que muchas personas no pueden negar estas conductas en el ser humano en general y que queda confirmada, en muchos casos en la propia experiencia, pero que en su aspecto teórico existe una resistencia a aceptarlo, tiene que afirmar la validez de los principios teóricos sobre la evidencia de la experiencia.
La cuestión entonces se centra en buscar ¿Existe algo adicional a la racionalidad en el ser humano y si existe, dónde está la evidencia?
continuará
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